¿Alguna vez has querido hacer algo y lo has dejado pasar por el miedo a lo que pueda pasar, al qué dirán, o por seguir cómodamente con lo que estás acostumbrado a hacer? Pues es el momento de salir de esa zona de confort. Aunque sea con pasos pequeños. Te cuento por qué.
Hace unas semanas el fotógrafo Jesús Escudero me propuso hacer una sesión de fotos en blanco y negro y aunque acepté inmediatamente porque sé lo bien que trabaja, tuve mis dudas porque, aunque no os lo creáis, yo no sé posar. No sé como una modelo profesional, quiero decir. Poso para mis fotos en Instagram poniendo siempre las mismas caras y posturas (las que sé que me favorecen), haciendo el tonto si hace falta, pero no me salen ni las caras serias e interesantes de las modelos ni las poses más estudiadas, y me da incluso vergüenza. Pero, como sabía que iba a estar en buenas manos, me atreví y el resultado son unas fotos maravillosas como las que veis aquí (y algunas más que iré poniendo en mi insta, por si queréis verlas). Jesús me fue dando indicaciones y yo me fui sintiendo cada vez más cómoda, y aunque sabía que en muchas fotos no iba a salir bien, ¿qué más daba? El caso es que ahora estoy feliz de tener unas fotos tan bonitas.
Os cuento esto porque es el claro ejemplo de lo que es salir de tu zona de confort. Atreverte a hacer cosas que nunca antes habías hecho a pesar de que tenías ganas de lanzarte pero te daba miedo, o vergüenza, o pensabas en el qué dirán. Y no se trata de hacer grandes cosas o proyectos, sino de ir dando pequeños pasos en tu día a día. Como yo con esta sesión de fotos. O en estos dos ejemplos:
Cuando empecé en las clases de danza a las que voy los martes y jueves en Escuela de Danza Gracia Díaz, me sentía muy torpe los primeros días. Yo, que soy competitiva y me gusta hacerlo todo bien, me perdía en las coreografías, me olvidaba los pasos, me veía súper tensa bailando, y me dieron ganas de dejarlo. Pero, aparte de porque me lo paso genial y es una manera estupenda de definir tu cuerpo y quemar calorías, seguí yendo porque quería probarme que yo puedo. Y no es que ahora sea una súper bailarina ni mucho menos, pero ahí estoy. Se me siguen olvidando pasos, pero ya no tantos, y tengo más flow 😅
El otro ejemplo es de un trabajo que tuve que hacer como redactora hace poco. Era una tarea que nunca había hecho y estuve dudando si aceptarlo o no, pero me atreví. Me costó muchas horas, sobretodo al principio, e incluso pensé en tirar la toalla y dejarlo, pero aún así lo terminé. La persona que me lo encargó no solo quedó contenta con mi trabajo, sino que ya me ha ofrecido otro. Si yo le hubiera dicho que no al principio, no habría tenido la oportunidad de seguir trabajando con ellos.
¿Veis a lo que me refiero? No son grandes cosas, sino pequeños avances en cuestiones cotidianas, pero me ayudan a seguir creciendo laboral y personalmente.
Hay montones de frases sobre la zona de confort que se pueden encontrar en Internet, pero me gustan especialmente estas:
"Todo lo que has querido está un paso más allá de tu zona de confort"
"La zona de confort es un sitio bonito, pero nada crece allí nunca"
"Nunca harás historia si te quedas en tu zona de confort"
¿Qué es aquello que os gustaría hacer pero no hacéis nunca porque os da miedo o supone que salgáis de vuestra zona de confort?
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