Qué Hacer, Qué Ver (Y Qué Ponerse) En Los Ángeles



Nuestra luna de miel, como sabéis, ha consistido en un roadtrip por la costa Oeste de EEUU más unos días en Nueva York y otros en Miami. Ha sido un viaje muy planificado (os di muchos consejos en este post) y muy divertido que le recomendaría a todo el mundo y que estoy deseando enseñaros. Pero como enseñarlo en un post puede ser larguíiiiiisimo, lo voy a dividir por etapas. Y en cada una de ellas os contaré lo que, en mi opinión, se debe ver, hacer y llevar en cada ciudad o lugar que visité. ¡Comenzamos!

As you know, our honeymoon consisted in a roadtrip in the West Coast of USA plus some days in New York and Miami. It's been a very planned trip (here you have my tips) with lots of fun I'm dying to show you. But, since showing it in an unique blog post can be sooooo long, I'm going to divide it in the cities and places we visited. And I'll show you, in each of them, what in my opinion you should see, visit and wear (ouh yeah). Let's start!



Los Ángeles fue la primera parada de nuestra luna de miel por EEUU. Mucha gente nos aconsejaba saltarnos esa ciudad porque “no tiene nada interesante que ver”, pero a mí me apetecía conocerla. David dice que porque me gusta mucho eso del cine y el glamour, pero no iban por ahí los tiros. Más bien tenía ganas de ver por mí misma si esa luz tan especial que se ve en las fotos de los blogs que sigo de chicas que viven en LA es real. Y vaya si lo es.

Lo que hicimos fue pasar sólo dos noches allí. Como llegamos el día 2 por la tarde, estuvimos realmente un día y medio. Y os cuento lo que creo que no os podéis perder de esta impresionante urbe (y lo que no es para tanto):

Como nuestro hotel estaba en Sunset Boulevard, la noche que llegamos dimos un paseo por la zona pensando que veríamos cosas interesantes. Y la verdad es que, aparte de unos cuantos restaurantes que estaban a tope y no tenían mala pinta, poco más vimos. Bueno, sí, vimos Viper Room, la discoteca en la que murió River Phoenix, y si no llega a ser porque había mucha gente en la puerta esperando para ver un concierto, nos habría pasado desapercibida. Por cierto, nosotros nos quedamos en el hotel Andaz West y lo recomiendo 100%. Moderno, con una atención buenísima, las habitaciones chulas y modernas (para lo que vimos en el resto del viaje), con una piscina en la azotea con unas vistas alucinantes de la ciudad y café, té, agua, manzanas y pastas gratis para llevártelos y no tener que desayunar en la calle (que, no es por nada, pero allí te dejas un ojo de la cara desayunando en la calle todos los días).

Al día siguiente, y bien temprano, nos fuimos al Observatorio Griffith, porque había leído que tenía unas vistas preciosas de la ciudad. Lo que no había leído es que para llegar a él, si no lo haces en coche, tienes que darte una buena caminata cuesta arriba por un parque. Pero merece la pena hacerlo. Además, se ven montones de personas corriendo y haciendo deporte por allí, muy al estilo de la ciudad. ¡Y nada como empezar el día con un poco de ejercicio!

[A David no le gusta que le saque, así que no se lo digáis!!! Sólo quiero que miréis las vistas desde el Observatorio.]


Desde allí pasamos por Hollywood Boulevard y el famoso Paseo de la Fama. Como pasa a veces, al verlo en persona decepciona un poco, pero tiene su gracia ver las estrellas en el suelo con los nombres de actores, actrices, directores y cantantes. Y la entrada del Teatro Chino es digna de ver. Aunque lo más curioso son los personajes que pululan por allí vestidos de Batman, Spiderman, Samuel L Jackson en Pulp Fiction…


Después, nos fuimos hacia la zona de las playas pasando por Beverly Hills (sin bajarnos del coche, pero se ven casas muy chulas). Se llega súper fácil y no hay demasiado tráfico. Por cierto, que todo el mundo nos alertaba de lo complicadísimo que es el tráfico en esa ciudad, pero debe ser que tuvimos suerte porque no lo vimos…

Primero fuimos a Venice Beach, donde dejamos el coche en un aparcamiento público. Es una zona bohemia, con casas bajas y muchos puestos de ropa, souvenirs, tablas de surf, músicos callejeros, etc. Lo mejor es caminar por el paseo marítimo que va paralelo a la playa y disfrutar del buen ambiente. En esa playa está la famosa Muscle Beach, que no es otra cosa que un gimnasio al aire libre con montones de pesas, aparatos y tíos musculosos haciendo ejercicio –ganas me dieron de unirme y hacer unas flexiones, pero no iba vestida para la ocasión-. ¡Mola mucho!


Caminando, caminando, llegamos a Santa Mónica. Y qué pasada. Allí está el famoso muelle que es el final de la Ruta 66 y donde hay un mini parque de atracciones. Como además era el fin de semana del Labor Day, estaban preparando un concierto y muchas actividades. El ambiente era genial. Y las playas estaban a tope!! Y algo que me encantó fue que a lo largo del paseo marítimo no dejábamos de ver gente haciendo deporte: corriendo, en bici, en patines, haciendo ejercicio en varias zonas habilitadas… Vamos, que yo me veía en mi salsa. Y con ese tiempo maravilloso que hace casi todo el año, definitivamente creo que es mi sitio ideal para vivir. Si alguna vez me voy sin dejar rastro, buscadme allí.


A la vuelta al hotel, recordé que había un sitio que tenía muchas ganas de conocer porque lo había leído en varios blogs americanos: el Farmer’s Market. Es una especie de plaza llena de puestos de comida natural y orgánica (ya sabéis que me pirran) de productores de la zona. Muchas blogueras cuentan que van a hacer la compra allí los domingos. Había también pequeños puestos con bancos para sentarse a comer, una actuación de música en directo… ¡Chulísimo! De hecho, nosotros nos compramos allí fruta y zumos (no había comido una piña tan rica nunca, y compré una tarrina de arándanos enorme por muy poco dinero) y nos lo llevamos para cenar en el hotel.

Y lo más alucinante es que justo detrás había uno de los centros comerciales más bonitos que he visto. Del estilo de Las Rozas Village, en plan callecitas peatonales con adoquines, placitas con fuentes y puentes, restaurantes, todo precioso iluminado… No me lo quiero imaginar en Navidad, debe ser la bomba. 

De allí nos fuimos a descansar al hotel (largo día) para madrugar al día siguiente y salir hacia el Gran Cañón, que nos esperaban 700km por delante, no sin antes dar una vuelta por Rodeo Drive y sentirnos un poco Pretty Woman ;)

Seguramente hay más sitios para ver en Los Ángeles que nosotros por falta de tiempo no pudimos conocer, pero los dejaré para mis próximas visitas. Porque yo, aunque nadie piense igual, sí que quiero volver a LA.

Y no me quiero despedir sin deciros lo que, en mi opinión, hay que llevar puesto cuando se visita esta ciudad (al menos con los planes que yo hice). Como vamos a caminar mucho -aparte de hacer largos trayectos en coche porque LA es enorrrrrrme-, es fundamental llevar ropa cómoda. Y fresca porque las temperaturas son altas en cuanto el sol está alto. Así que unos shorts vaqueros son perfectos. Yo los acompañé de unas zapatillas y una camiseta de encaje, y llevé el bikini debajo por si nos bañábamos en la playa (al final no lo hicimos porque el agua estaba bien fresquita). No os podéis olvidar de las gafas de sol y de un foulard para abrigaros algo por la mañana temprano y además usarlo como pareo para sentaros en la playa -me encanta darle multiusos a las prendas-. Como bolso, una bandolera mediana para poder meter las chanclas y la crema para el sol. ¡Y estaréis perfectas para meteros de lleno en el ambiente de la ciudad!

[Zapatillas y Top: Primark. Bikini: Calzedonia. Shorts: Stradivarius. Gafas: Purificación García]

¿Habéis estado en Los Ángeles? ¿Qué me recomendáis no perderme en mi próximo viaje?

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